martes, 14 de diciembre de 2010

27/10/2005

El plan es que no hay plan. Es probable que todavía me encuentre en un estado de euforia por haberme librado del capullo de mi jefe y que según pase el tiempo me deslice hacia un estado no de alarma, pero sí quizás de mayor escepticismo hacia el futuro cercano, dadas las escasas perspectivas de ingresos. Ahora se extiende ante mí un horizonte de tiempo libre que, tras estar confinado en los muros de una oficina, es para cualquier persona con intereses una oportunidad, al mismo tiempo que un abismo. Afortunadamente parapetarme en esta mierda de habitación desangelada me asegura poder aguantar con pocos gastos mientras pienso en algo.
Creo que voy a bajar a la calle a ver si encuentro algún bar barato donde celebrar mi nueva situación laboral, ardua tarea en este barrio que se está convirtiendo a pasos agigantados en el lugar de moda de Barcelona. El nuevo Raval, el fashion Raval, paraíso para hipsters de nuevo cuño y albinos salvajes con la tripa repleta de cerveza barata, sin duda un lugar hostil para un tipo que aspira a emborracharse de la manera tradicional en un bar de barrio. Qué le vamos hacer, los tiempos están cambiando y habrá que adaptarse a este nuevo paisaje, aunque sea a desgana. Y sí, aún así, yo también creo que le debemos un hígado a Bolaño. No se puede ser iconoclasta en todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario