La escisión del judío europeo
(Stefan Zweig en algún lugar imposible de encontrar de El mundo de ayer). Esa contradicción entre el ser judío y la
vocación de universalista, propia de toda minoría, que en el ámbito nacional o
urbano se expresa en su amplia participación en la vida pública e intelectual
(política, cultural, científica, artística). Ese querer dejar de ser judío (sin
dejar nunca de serlo) para devenir ciudadano (en el plano político) u hombre
(en el artístico) sin exclusiones de ninguna clase. Esa memoria, ese rastro de
una identidad íntima en permanente tensión con la identidad pública.
Rastros hebraicos en la
literatura de Kafka. El miedo perenne a la autoridad paterna. El tribunal que
juzga al individuo. Un tribunal clandestino, que juzga en paralelo al estado.
Sin garantías de ningún tipo, sin preguntas. La doble lectura de Kafka.
Universal e intracomunitaria, el mundo y la tribu. El tribunal estatal y el consejo de rabinos. Los
dos infiernos: el vago círculo familiar y la sociedad. A la escisión del judío
europeo, Kafka responde explotando. El hombre que está permanentemente entre
dos fuegos cruzados, entre dos obediencias, se parte por la mitad. El hombre que
vive acosado por dos culpas o por dos posibilidades de culpa sin saber ante
cual responder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario